miércoles, 29 de abril de 2009

Tics

No hace mucho tiempo, alguien me preguntó qué era lo característico de un escritor. La respuesta fue muy simple: un escritor es la persona que se dedica a escribir. Fue una salida fácil para una cuestión compleja. Desde luego, es la escritura la que define al escritor, pero se trata de un proceso que va más allá de la serie de actos en que un hombre o una mujer fija palabras con tinta en un papel. Pero, ¿en qué momento alguien se convierte en escritor? ¿Cómo se sabe? ¿Cuándo ocurre la transformación de un mortal común y corriente en un sublime autor consagrado? Se me ocurrió entonces recomendar Escribir es un tic de Francesco Piccolo (Barcelona: Ariel, 2008), en donde el autor habla de los métodos y las manías de los escritores, y en cuyo prólogo a la segunda edición señala que

No se sabe muy bien cómo nacieron ni hace cuánto tiempo, pero en el mundo hay dos civilizaciones divididas por una frontera neta –gracias a la cual ni siquiera se puede decir que estén en guerra-.
A un lado se sitúan los que leen o escriben.
Al otro, los que no leen ni escriben, ni tienen intención de hacerlo.


Y luego, describe a la comunidad letrada como una minoría “presuntuosa y convencida de que está en el lado bueno”. En esa línea, no sería difícil situar la soberbia, el proselitismo y la mitomanía de muchos narradores y poetas, amén de críticos literarios. Pero el ejercicio del autor italiano no sigue esa vertiente, sino que explora documentalmente, con intención didáctica, la praxis escritural de quienes han asumido el oficio de escritor y hablan de su experiencia. Las referencias van de Banana Yoshimoto a García Márquez y de Gustave Flaubert a Chinua Achebe. La intención del trabajo fue, según explica, desmitificar el oficio y recordarse que “la escritura es una combinación original de devoción sagrada y mentalidad de empleado”. En términos generales, se observa que la disciplina predomina sobre la inspiración, aunque cada caso es, a fin de cuenta, diferente.

Sin ser un decálogo, el libro de Francesco Piccolo se estructura en diez puntos:

1. El oficio de escritor. Es paradójico que “en la era de la profesionalidad” escribir no se considere una profesión. Y sin embargo, hay quienes se asumen como escritores, se dedican a escribir regularmente para explotar su talento:
Ejercer el oficio de escritor no significa únicamente escribir para ganar dinero, o sea, hacer que coincida necesariamente con la profesión; escribir por oficio significa dedicar a la escritura el mayor tiempo posible y dejara a la creatividad un espacio mental preponderante.

2. Los métodos. El oficio va ligado a la regularidad y el trabajo sistemático, por tanto, es indispensable que el escritor adopte o desarrolle un método de escritura que le permita “encauzar un trabajo “con orden y rigor, ya sea estableciendo horarios, periodos de escritura, lugares y herramientas. El método requiere:
-paciencia, que puede traducirse prácticamente en reescritura;
-constancia, es decir, regularidad y disciplina:
-seguridad, es decir, ritualidad.


3. Escribir es reescribir. La reescritura es “el mejor órgano de control de la escritura” además de una obsesión del escritor, “que trata de guiar el libro hacia el centro, hacia una perfección que es irrenunciable e inalcanzable a la vez”.

4. Disciplina. Aunque ser disciplinado “no significa necesariamente matarse a trabajar”, es indudable que es necesaria cierta autoexigencia. En ese sentido, “Los consejos que le da Flaubert a su amada Louise Colet son todo lo que hace falta para la autodisciplina”. Y en consecuencia me voy a permitir transcribirlos de la página 57 del texto de Francesco Piccolo (supongo que él ha extraído el fragmento de la correspondencia pero no indica la fecha):

Lo que alimenta no son las grandes cenas ni las grandes orgías, sino un régimen continuo, sostenido. Trabaja pacientemente todos los días el mismo número de horas. Acostúmbrate a llevar una vida tranquila y estudiosa; ante todo verás que tiene un gran encanto, y te dará fuerza. Yo también tuve la manía de pasar noches en blanco; sólo sirve para agotarse. Hay que desconfiar de todo lo que se parezca a la inspiración y que a menudo no es más que una idea preconcebida y una exaltación ficticia que uno se infunde voluntariamente y no ha llegado por sí misma. Además, no se vive en la inspiración. Más que galopar, Pegaso suele ir al paso. El talento consiste en saber llevarlo al aire que uno quiere, pero para eso no debemos forzar sus facultades, como se dice en equitación. Hay que leer, meditar mucho, pensar siempre en el estilo y escribir lo menos posible.

5. Ritos. La regularidad -la rutina- puede convertirse en un ritual. Y al igual que en el ámbito religioso o antropológico, en la escritura, “son una forma de conservar el proceso personal de creación”, a través de la serenidad y seguridad que brindan. Así, recuerda Piccolo,

Cuando Balzac se disponía a escribir un libro, no admitía distracciones, echaba las cortinas y no distinguía el día de la noche. Mientras duraba la composición era casto y no bebía vino ni licores. Pero tenía el rito del café.

6. Soledad. No siempre, pero con frecuencia, la escritura requiere de aislamiento. El escritor no es un ermitaño, pero en cierto modo, escribir “es dejar el mundo al otro lado de la puerta durante algún tiempo, cerrarle el paso a la vida presente para concentrarse en el relato de la vida. Esto, sin detrimento de la escritura colectiva del tipo del cadáver exquisito o la intervención de amigos o colaboradores del autor durante la escritura.

7. Dónde. En muchos casos, el lugar es importante para la escritura. Hay muchos casos de autores que escribían en una cafetería, como el Lampedusa: “La cafetería es un lugar sagrado de la escritura, a menudo símbolo del escritor bohemio, símbolo desde luego de los años dorados de París”. Hay quienes tienen su estudio o su oficina. Para otros, la casa es la mejor opción, después de todo, en muchos casos se necesita de “la costumbre, la rutina y la necesidad de tener días iguales uno tras otro”.

8. El otro trabajo. Entre la revisión de anécdotas y métodos, Piccolo advierte un detalle: “en realidad los escritores que viven sólo de su oficio son pocos, quizá ninguno, si por ello se entiende vivir exclusivamente de los ingresos de los libros”. Ordinariamente recurren a otras fuentes de ingresos como la industria editorial, los periódicos y la academia, como en el caso de Umberto Eco, Antonio Tabucchi, Marco Lodoli.

9. Pluma, máquina de escribir, ordenador. Es importante la herramienta que se emplea para la escritura. No es lo mismo escribir a mano que a máquina: “El ordenador seduce” porque “toca el punto débil de la prisa e induce a la corrección en vez de la reescritura, en detrimento de las repeticiones, el ritmo y el ‘sentido’ de la escritura”. En cambio, “la pluma permite sentir el ritmo de la escritura inmediatamente, reconocerlo mientras fluye de la mente a la mano que empuña la pluma en movimiento”. Desde luego, también influye el tipo de papel, el tamaño, si los folios están encuadernados o sueltos.

10. Perder tiempo. Se afirma que como una consecuencia lógica de esta revisión (aunque en la práctica tal vez sea la condición indispensable), el escritor requiere tiempo. “El de escritor es un oficio en el que también se pierde tiempo. Es más, perder tiempo es necesario para el que escribe”. La razón para perder el tiempo es elemental: “Escribir es cansado porque hay que pensar mucho, y si uno está muy atareado no puede hacerlo.”

El libro vale por las anécdotas y la amenidad con que se presentan, por la revisión y comparación de poéticas a veces opuestas, porque puede obsequiarle nuevas preguntas a quien se interese en ser un escritor o escritora profesional, por el diseño editorial y las ilustraciones de Anthony Garner.

8 comentarios:

  1. Profe:
    Me agrado mucho la lectura de esté artículo, y considero que es muy útil, sobre todo para los que estudiamos letras o estamos inmersos en el medio. ¡Vaya!creo que los escritores además de disciplina y constancia cuentan con algo adicional: magia.
    Me dieron ganas de leer ese libro. Considero que su blogg en general es muy bueno, por las reseñas de los libros, bueno no he leído todos, pero los que he leído me han gustado.
    Es un gusto encontrar este tipo de bloggs en internet.
    Saludos.

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  2. Cristhian Carreón Camarillo.
    Comentario para calificacion de clase de computación.
    Fecha: 13 de mayo de 2009
    Hora: 10:10
    Agradezco que “el escribir” no sea aun una profesión en la época dónde lo útil dominan cualquier ámbito de lo denominado cultura.
    No tengo más palabras, pero mi comentario esta hecho.
    ¡Hasta pronto!

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  3. oye tú, ¿dónde consigo ese libro?
    Un abrazo.

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  4. Mi estimado Alfredo: me gustaría ponerme borgeano y decir que este libro está en una biblioteca imposible a la que sólo yo tengo acceso, pero al verdad es que lo encuentras en cualquier librería.
    Un abrazo.

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  5. Interesante, muy interesante...
    Es mucha cultura para mi inculta mente jijiji....

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  6. pues vera profe:
    la lectura se me hizo interesante, la verdad yo no leo libros. solo relacionados con mi carrera, pero me encanto lo mensionado "perder el tiempo", que ¡wow! es una gran inversion, lo relacione con migo por que ami me encanta perder el tiempo dibujando a lapiz, es una gran inversion pues plasmo lo que siento pero en dibujos, y el "NO decalogo" siento que son como los requisitos pa' ser un escritor, aun que mejor dicho son caracteristicas del escritor que se me hicieron interesantes. bueno creo que es todo.
    cuidese.

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  7. Yo quiero leer el libro, me parece muy interesante. Y sí, me parece que la disciplina es crucial para poder escribir decentemente

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  8. Me agrado mucho la reseña. Este libro puede esclarecer muchos puntos sobre la escritura, de cómo hicieron sus obras esos grandes autores. Por otro lado me ha hecho ver otra forma de ver hacia los autores, a fin que todo es navidad. En una parte no estoy muy de acuerdo, que he escuchado mucho. “la disciplina supera a la inspiración” probablemente en viéndolo de una perspectiva si, y también creo que es una parte fundamental. Aunque el corazón tiene mucho que ver en la literatura. No es lo mismo algo mecánico que se hiso bajo regla, que algo que se hiso con suma dedicación, está el caso de Julio Cortázar, escritor de inspiración, grande de la literatura latinoamericana. Pero en lo que cabe, me agrado mucho, voy a conseguir ese libro.

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