miércoles, 22 de septiembre de 2010

Aunque no nos demos cuenta, somos móviles


En el prólogo al libro U-Learning. El futuro está aquí (México: Alfaomega, 2010) de Eva Fernández Gómez, Antonio Fernández-Galiano nos recuerda un rasgo del escenario que enfrenta la educación actual: "La tecnología está evolucionando mucho más rápido que el propio mercado de la formación". (12-13) Internet se ha convertido durante los últimos años en un ambiente "natural" de interacción, donde es posible "la creación de vínculos personales [...] sólidos". (16) Pese a ello, su utilidad fue vista al inicio con desconfianza. En un primer momento, nos dice Fernández Gómez, se criticó a la educación en línea argumentando que el trabajo es impersonal, "solitario" y con "extensas lecturas en la pantalla del ordenador." (23) En su defensa se han enarbolado las banderas de la facilidad y el bajo costo, no siempre ciertas. De hecho, la red permite nuevos entornos de aprendizaje que implican desafíos y oportunidades indeclinables porque "[l]a velocidad de los cambios tecnológicos, unido a los propios de la sociedad y de los hábitos de conducta laborales y de ocio, van a impulsar en mayor medida la evolución y el futuro del e-learning", (26) con una derivación hacia el uso de dispositivos móviles (M-learning), donde
El conocimiento compartido seguirá siendo la tónica general: blogs, wikis, redes sociales y herramientas de colaboración. Textualmente "los ganadores serán quienes colaboren", y la colaboración y la participación nos conducen inevitablemente al uso de mundos virtuales. (28-29)
En la medida en que se integren redes heterogéneas, plataformas tecnológicas "transparentes al usuario" y se personalicen los servicios podremos hablar de U-learning, es decir, del uso ubicuo de medios telemáticos para "desarrollar proyectos formativos en donde los alumnos puedan leer, oír, ver, decir y hacer" desde cualquier lugar, así como "practicar y aprender de la experiencia, enfrentarse a situaciones semejantes a las que se encontraría en la vida real y tomar decisiones evaluando resultados y conocimientos adquiridos". (32)
Educarse en todo momento, en todo lugar, con ayuda de los teléfonos celulares está dejando de ser un sueño para convertirse en una exigencia: "aunque no nos demos cuenta, somos móviles". (37) Y despreciar en la educación la capacidad tecnológica para el manejo de información y desarrollo de procesos comunicativos parece ilógico. Pero no basta la presencia de un celular con múltiples funciones, una PDA u otro dispositivo semejante para lograr una mayor eficiencia. Es importante saber "¿qué se puede hacer con esta nueva tecnología que no puede hacerse con las otras que ya existen?, ¿cuáles son las capacidades y características únicas de esta tecnología?" (38) De entrada, la autora del libro, señala algunas ventajas pedagógicas del M-learning, entre las que se pueden destacar la mejoría de "capacidades para leer, escribir y calcular", el soporte de "experiencias de aprendizaje independientes o grupales", la identificación de "áreas donde necesitan ayuda y respaldo" los estudiantes, diversificación de "lecciones o cursos" y facilidad para "actividades intercurriculares". (40) Desde luego, "el uso combinado de tecnología Web, con la tecnología móvil está todavía en sus inicios" pero con muchas posibilidades de contribuir a "flexibilidad de los sistemas de enseñanza en línea". (42) Muchas organizaciones ya están vinculado sus sistemas de gestión de contenidos y gestión de aprendizajes con las herramientas colaborativas, de modo que podemos esbozar la evolución del e-learning de la siguiente manera:

Habrá que considerar, además, las alternativas que ofrece el auge de las redes sociales y los mundos virtuales que no son otra cosa que "entornos artificiales, semejantes a la vida real, en los que una persona interacciona con otras a través de un ordenador y usando un avatar", (49) cuyo uso implica que "el participante asuma roles que permiten la adquisición y desarrollo competencias y habilidades en un entorno simulado", resolver problemas, gestionar proyectos, hacer evidentes sus desempeños.
Por su parte, en el capítulo 3, titulado "La innovación en la formación: el Caso de la Universidad Oberta de Catalunya", Pablo Lara, tras esbozar la evolución del concepto innovación al pasar de contexto industrial al de la sociedad de la información, señala que, mientras
Los procesos de mejora se pueden planificar y es posible predecir los resultados de una forma bastante precisa. En cambio, la innovación implica asumir riesgos ya que no se conoce a priori ni el camino ni los resultados que se van a obtener. (65)
En este sentido, hay que dejar claro de una vez que el uso de la tecnología, aunque es factor de innovación, no garantiza mejores resultados. El riesgo de fracasar existe, y precisamente por ello, es necesario vincular la tecnología con Modelos y Estrategias educativas. De ahí que en la UOC se hayan postulado cuatro líneas de trabajo muy claras, a saber: el aprendizaje inmersivo que explora "nuevos sistemas de aprendizaje a través de mundos virtuales" (77), el aprendizaje colaborativo que se desarrolla "en línea" y "en interacción", la evaluación de competencias que se han convertido en un "elemento clave en la formación universitaria" en el contexto europeo y el uso de nuevas formas y canales. (78)
Antonio Vázquez Vega, Ex coordinador del proyecto Open Course de Universia presenta en el capítulo IV, "El proyecto Open Course Ware", las características de este proyecto emblemático para el e-learnig, y aprovecha la oportunidad para evidenciar una de las grandes paradojas de la educación a nivel superior: "La institución
universitaria ciertamente es innovadora, pero al tiempo, es inmovilista, consciente del papel que supone pervivir a las modas y a los cambios excesivamente pegados al tiempo". (85) A lo cual hay que añadir el hecho de que en el discurso se habla de responder a los tiempos cambiantes, pero sin modificar la infraestructura. Amén de los frecuentes comentarios de los docentes que ante la falta de respuesta institucional "comentan con resignación que deben acudir a las redes sociales para dejar materiales a disposición de sus alumnos". (86-87) Cabe señalar que se han implementado estrategias que recurren parcialmente al trabajo en línea de modo que, cuando las TIC se emplean en la modalidad mixta o B-learning, es decir, cuando se combinan actividades presenciales con actividades en línea, "[e]l aula, se convierte así, en un espacio de intercambio y enfoques sobre unas realidades previamente conocidas". (90) Ahora bien, y de regreso sobre los grandes proyectos, el autor de este capítulo nos recuerda que en 2002 el Instituto Tecnológico de Massachussets puso "todos sus contenidos en la red y de forma gratuita", dejando claro por un lado que "la información está en la red y su transmisión es imparable, incluso aunque nos propusiéramos lo contrario" y, que "lo importante no son los contenidos, sino la forma en la que un profesor los maneja y utiliza para guiar a los alumnos en su proceso de aprendizaje". (95)
Luis Sánchez Navarrete. Director de Desarrollo y Políticas Corporativas de Recursos Humanos del BBVA comparte, en este libro, una experiencia de éxito cuyo punto de partida es el presupuesto de que existe la Generación.Net cuyas características, plenamente identificables, favorecen los procesos formativos en línea.

En consecuencia, el modelo formativo de BBVA es "Global pero de aplicación local" (131), se basa "en la gestión por competencias" y la "permanente evolución, para dar respuesta en cada momento a los retos de negocio". (132)
Otra experiencia de éxito es "El posicionamiento de AVANZO", capítulo desarrollado por Miguel del Cerro, quien insiste en que al hablar de educación en línea hay que "entender que la formación e-learning es y debe ser, ante todo y sobre todo, formación" (175) y que "debemos enmarcarla, sin lugar a dudas, dentro de un contexto tecnológico que debería potenciar aquellos objetivos que el programa formativo incorpore". (176) Esto sin olvidar la complejidad del aprendizaje humano, de tal forma que en este ambiente "el alumno [sea] capaz de incorporar de manera vivencial el aprendizaje, estableciendo vectores bidireccionales y multidireccionales en la formación" (186), es decir, que se construyan conocimientos en un marco de participación y colaboración.
Por último, Mariano Baratech, Carlos Espinosa y Miguel Ángel Rodríguez reseñan la estrategia de ÉLOGOS observando que los dispositivos electrónicos que permiten formarse en todo tiempo y lugar "nos conduce[n] al u-learning" bajo la forma de un reto. (189) El desafío es la autoformación puesto que "en la medida que vamos madurando en nuestro desarrollo profesional, cada vez aprendemos de forma más autónoma, vamos haciéndonos más independientes del profesor y de la disciplina de los libros, aumentamos el espíritu crítico" (190); y esta gestión del conocimiento se ve favorecida con los recursos tecnológicos, que también se desarrollan como puede verse en el siguiente esquema:
Por último, es importante recordar que si bien la función de la universidad no es únicamente formar para el trabajo, "en la empresa actual el valor de la formación está directamente relacionado con la capacidad de medir cómo cuándo y quién es capaz de genera conocimiento". Y más aún, "cuando aplicamos lo aprendido generamos un nuevo conocimiento, si además este conocimiento lo comparto y lo distribuyo en la organización, genero un valor, más allá de mi puesto de trabajo". (230)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La musa desnuda


"Imagino que le sucede a cualquiera", comienza Jorge F. Hernández su Milonga para una intrusa (México: Ediciones el Ermitaño, 2003) y describe de inmediato la irrupción de "eso que llaman inspiración", la anhelada presencia, el instante mágico en que culmina el afán literario de quien "pasa las horas de la noche jugando con palabras". Pero la sorpresa se potencia de inmediato porque la musa se muestra "desnuda y por ende perfecta"… (5-6) No puede haber inicio más feliz para un relato. Quien ha leído La emperatriz de Lavapiés y Réquiem por un ángel sabe que la calidad de la prosa está garantizada. Quién conoce la colección Minimalia Erótica sabe, además, que la fotografía de Alejandro Zenker y la presencia de Leda Rendón harán de cada libro de la serie un encuentro íntimo, cálido, entrañable. Quién parte de estas dos premisas sabe que la lectura será deliciosa y no quedará defraudado.

La soñada presencia hace recordar al narrador que para alguno "su musa es una lagartija de barro que se desliza por los suelos" y para otros "niñitas inocentes que no pasan de los seis años y que aplauden todos sus versos entre risitas que nadie más escucha" (6), amén de "musas ancianas que sonríen bocas desdentadas". Un polimorfismo tal que "cualquiera podría confundir a su musa con la muerte". (7) Por fortuna, en este caso es un verdadero des-cubrimiento, "se ha presentado desnuda y parece entonces un alivio saber que no habrá dictado obligatorio, vestuario insinuante o tono impuesto". (8) Es un encuentro sin máscaras: cara a cara. Es un ambiente propicio para el reconocimiento y la confidencia. "Mucho antes de conocerla –confiesa-, le había asignado el rostro y la personalidad de la mujer amada". (10) Pero, "al parecer la musa inspiradora no necesariamente se corresponde con la mujer que se vuelve pareja de carne y hueso". (12) Ni se ajusta a las fantasías más caras. No hace lo que uno espera. Ni dice lo que uno quiere oír: "Ahora he escuchado que sus murmullos no pertenecen a ningún idioma. De hecho, la inspiración suspira en silencio y no contribuye ni mejora en nada la confección de párrafos". (13) ¿Y entonces para qué se revela impúdica y desvergonzada? "Se ha presentado desnuda quizá para informarme que los ángeles no necesariamente llevan alas y que la verdadera inspiración se siente de manera callada". (16)

Y además de que el rostro de la inspiración no corresponde al que le dibujamos, ¿qué otra cosa podemos saber ese misterio que coquetea y seduce, a veces; que subyuga y esclaviza, en ocasiones; que ordinariamente pasa de largo, cruel e indiferente? Su voluntad caprichosa: "Hoy he confirmado, que la musa se aparece cuando ella quiere y nunca cuando se le persigue", dice y agrega: "Se calla como si fuera la luna". (24) Sugerente y susurrante, no deja de ser evasiva… de ahí el ritmo triste de la escritura: "Esto es una milonga, pues al mirarla siento que la he perdido para siempre". (34)

La presencia de la musa conmociona, anticipa el vacío; pero no cambia la historia: "al verla no se resuelven los entuertos del amor ni la crueldad del desamor". (33) Al verla uno sabe que en la contemplación misma la está perdiendo… pero también que la recordará para siempre, "eterna y anónima" [36], sin mengua ni declive. Llena de vida porque "no es inmóvil" y "se sabe que los sueños no son una fotografía". (48) Y quizá lo maravilloso del relato esté en la intuición de que ese breve y fugaz "dejarse ver" de la musa que "debajo de su piel perfecta" entraña "un esqueleto de ensueños desconocidos y emociones inciertas" (52), la revela como el mensaje y el medio:
Es como si la mujer desnuda se apareciera para informar que todo beso es y debe ser único, irrepetible. Su desnudez como anuncio de que toda espalda lleva una piel única, todo vientre un enjambre personalizado, cada nalga su denominación de origen, cada cuello su dueña sin traspasos. (51)


Es interesante ver cómo el ensayo fotográfico se entrelaza con el relato de modo que la modelo/musa no dis-trae al escritor cuya atención se dirige predominantemente a un texto, tal vez por aquello de que "bajo su piel están los libros que aún no he escrito" (54) o acaso porque sabe que "tenerla desnuda, a mi lado, y sentir su respiración no garantiza su efecto ni insinúa su fidelidad irrestricta". (57) La musa es, después de todo, "la invisible testigo de los ya muchos años que llevo entregado al callado ejercicio de leer". (58) Ella es la que ha estado callada y discreta desde siempre ahí, sólo para manifestarse alguna vez mientras el escritor está trabajando, de modo que
El viejo escritor que aún considero mi maestro estaría orgulloso de saber que la musa me encontró a la mitad del acto de escribir. Porque uno escribe incluso cuando no está escribiendo. Uno escribe sin pluma y a la mitad de un paseo bajo la lluvia. (63)


Cuarta de forros: detalle.
Recapitulando, la musa es "abiertamente bella" pero no tiene el rostro con que la imaginamos; se descubre cuando le apetece, "enigmática, misteriosa, anónima"; "inclasificable", es incapaz de cambiar la historia. Calla, pero sobre todo, "duele tanto saberla omnipresente sin poder verla a mi antojo". (75) Duele "porque cuando la musa se deja ver, es solamente para dejarse ver y jamás volver a ser vista". (80)

viernes, 3 de septiembre de 2010

El precio de los proyectos que no se realizaron


Señala el Doctor Francisco Villena en La posmodernidad como problemática en la teoría cultural latinoamericana que los trabajos de Fredric Jameson, y Jean François Lyotard –pilares de la reflexión sobre lo posmoderno- se han desarrollado desde la perspectiva "angloamericana y europea" y por ende hablar de la posmodernidad "pued[e] ser visto como la extrapolación de un fenómeno ajeno a la realidad histórica y social del mundo hispánico", ya como expresión del capitalismo tardío, ya como pérdida de los metarrelatos. En este artículo, el catedrático de Princeton University recupera y sopesa los argumentos más sólidos a favor y en contra de una Latinoamérica posmoderna, señalando que es importante incluir "los aspectos propios que la cultura latinoamericana puede aportar al debate posmoderno".

No es extraño escuchar, por ejemplo, la pregunta ¿Cómo es posible que haya posmodernidad en México si la Modernidad no ha llegado? A lo que se puede contestar que en este país lo que faltó fue Modernización, pero que la Modernidad está arraigada en el imaginario colectivo, al menos como aspiración. Por otra parte, siguiendo a Nestor García Canclini en su Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad (México: Grijalbo, 2003), donde la posmodernidad se concibe como "un modo de problematizar las articulaciones que la modernidad estableció con las tradiciones que intentó excluir o superar", y asumiendo las paradojas y contradicciones no resueltas, es indiscutible que la modernidad nos concierne. Más aún y en la medida en que la Globalización –al menos en su dimensión económica- funciona y las Tecnologías de la información y la comunicación hacen creíble el concepto de Sociedad de la información y del conocimiento, nuestra sociedad queda expuesta y permeable a sensibilidades gestadas en otros confines.

En este marco, Sí, soy rebelde. El impacto de la posmodernidad en México de Adriana García Castillo (BUAP, 2010) es una contribución al debate Modernidad-Posmodernidad, en un momento en el que se habla ya de Hipermodernidad, de Transmodernidad y de Ultramodernidad. Sí. Pero exactamente cuando la crisis de futuro, la sensación de vacío, la pérdida de certezas, la experiencia del amor líquido se dejan sentir. Cuando la idea de progreso y desarrollo científico pierden terreno frente a la sicosis de una pandemia o se responde a los problemas sociales y su complejidad con simplificaciones absurdas, si no es con desinterés. Cuando está claro que perdimos los grandes relatos, y también los pequeños discursos por los que abogaba Mario Benedetti. Cuando hasta papá gobierno nos ha abandonado dando la impresión de ser un estado ausente, un estado fallido, aunque en realidad está ocupado salvando al mundo de virus mutantes, o persiguiendo ratas y malditos criminales.

"México está enfermo. Adolece de endémicos brotes de violencia y quebranto a la ley", comienza Adriana y confirma su diagnóstico citando a Carlos Fuentes: "No recuerdo un país con una agenda tan problemática como México [...]". El mundo es complejo. La crisis es evidente. Y viene acompañada de la inconformidad. Así pues, sin ánimo de dar cuenta de todo el fenómeno posmoderno, pero con plena conciencia de que
la posmodernidad involucra una metamorfosis de la psicología colectiva originada por las circunstancias del progreso tecnológico e industrial; en un periodo histórico de transformaciones, de desengaños, de agudas problemáticas sociales e incertidumbres (10)
se aprecia en la canción Rebelde, del grupo RBD un icono de la sensibilidad posmoderna en la juventud, que se complementa con cifras, declaraciones y sucesos recientes. El esquema del libro es muy claro, primero una revisión de la teoría sobre "las ideas funestas" de posmodernidad en un contexto marcado por la sensación de soledad, la fascinación por la muerte, la exaltación del presente, el desencanto y la ruptura del orden establecido (22) para dar paso, en un segundo momento, a la demostración del impacto que ha tenido, apelando a las encuestas y estadísticas que revelan la carencia afectiva, el culto a la santa muerte y la frecuencia del suicidio, el consumismo, las adicciones y la búsqueda del placer inmediato, la aspiración a coincidir con una imagen irrealizable así como la violencia.

Si bien, muchos de los fenómenos señalados han estado presentes incluso antes de la modernidad y pudieran considerarse más que post, trans, es importante advertir que en el contexto actual adquieren características peculiares. Así, por ejemplo, Gilles Lipovetsky ha señalado en el capítulo VI de La era del vacío (Barcelona: Anagrama, 2005) los contrastes entre las violencias salvajes y las violencias modernas. En el contraste se aprecia que durante la premodernidad las agresiones pretendían restablecer el equilibrio (honor y venganza), mientras que durante la modernidad se incorporan como parte de la lógica sacrificial del capitalismo (condición del proceso civilizatorio), rasgos que se han perdido ya en la posmodernidad: la violencia se justifica a sí misma dando paso a la hiperviolencia en sus diversas formas, incluido el bulling. Lo típicamente actual, pues, depende de las condiciones históricas entre las que Adriana García establece algunas correlaciones que vale la pena señalar, la primera tiene que ver con el rápido desarrollo de las tecnológicas:
Ciertamente, -nos dice- cuando las personas ingresan a las posibilidades del mundo virtual, se liberan de las limitaciones de su naturaleza orgánica para desarrollar actividades que anteriormente exigían el contacto personal. (17)
Esta disolución del sujeto, la pérdida del rostro del otro, el contacto mediado, deviene relación impersonal. De modo que la violencia deja de ser agresión al semejante, al prójimo, al vecino. Ya no se distingue a la persona del perfil virtual. Cambia la percepción del mundo. Los términos se resemantizan, incluso. En ese sentido, es ilustrativa la cita de Corriente alterna de Octavio Paz, en donde se lee que:
Las diferencias entre el revoltoso, el rebelde y el revolucionario son muy marcadas. El primero es un espíritu insatisfecho e intrigante que siembra la confusión; el segundo es el que se levanta contra la autoridad, el desobediente o indócil; el revolucionario es aquel que procura el cambio violento de las instituciones, (37)
porque de regreso a la letra de la canción de RBD donde se afirma que "soy rebelde / cuando no sigo a los demás", "cuando no pienso igual que ayer", "cuando me juego hasta la piel", se aprecia el perfil del revoltoso paciano más que del rebelde. Este dato revela la pérdida de un horizonte, la carencia de perspectiva. Pero qué más da, el lenguaje también se deconstruye en la posmodernidad. Como la historia, donde el futuro cede ante "La exaltación del presente", que es indudablemente "la cosmovisión de los deudores de la banca". (48)

La autora firmando libros
Adriana concluye esta revisión señalando que "el periodo posmoderno se caracteriza por una crisis de valores e identidades". (51) Especial atención le ha merecido a la autora del libro el efecto del pensamiento posmoderno sobre el tejido social y el orden político. Estamos en un tiempo que requiere una antropoética y una antropolítica, diría Edgar Morín. Adriana lo expresa en las siguientes palabras.

La finalidad [del recuento de acontecimientos citados en el libro] es ejemplificar que en nuestro país, la filosofía posmoderna de "romper el orden establecido" está siendo adoptada por los mexicanos impactando directamente a las instituciones. (89)

Y esto ocurre en la lógica iconoclasta, puramente destructiva y carente de proyectos alternativos; esa que debilita y corroe las estructuras. El deterioro que se agrava con la corrupción y la pérdida de credibilidad. No es difícil compartir esta preocupación:

En abril de 2008 se presentaron los resultados de la Encuesta de Seguridad y Criminalización de la ONU. El informe ubicó a México como el país más peligroso en delincuencia por medios violentos, superando a países como Francia, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Colombia y Venezuela. (105)

Pienso que no todo es culpa de la filosofía posmoderna, como si se tratara de un pensamiento adoptado que repercute en el entorno, como sugieren algunos libros de superación personal: un pensamiento positivo provoca actitudes positivas y a la inversa. La realidad es multidimensional, mucho más compleja. La filosofía posmoderna es, entonces, más bien la reflexión sobre los síntomas de una época, la pregunta por las inevitables consecuencias de múltiples proyectos frustrados. Aunque, también es cierto que, como dice Adriana, somos lo que pensamos y nuestra autoimagen pasa por las palabras: Sí, "el lenguaje es parte de la identidad" y
es común que los jóvenes se dirijan, unos a otros con el término "guey" (la pabra que de acuerdo al diccionario significa "tonto"). Al utilizarlo, Juan, Pedro, María o José, pierden su identidad para convertirse en un "güey" más.
La pérdida de identidad crea confusión entre los jóvenes. (152)
Lo mismo podría decirse de las universidades que invitan en su publicidad a ser Alguien, a sabiendas –espero- de que alguien es un pronombre indeterminado. Los ejemplos abundan. Tiene razón Adriana cuando concluye que "la idiosincrasia de los mexicanos ha sido impactada por la posmodernidad". Aunque no somos angloamericanos ni europeos, la posmodernidad nos toca: también tenemos sueños incumplidos, creímos –como sociedad- en promesas que no se realizaron, y estamos pagando el precio.