viernes, 3 de septiembre de 2010

El precio de los proyectos que no se realizaron


Señala el Doctor Francisco Villena en La posmodernidad como problemática en la teoría cultural latinoamericana que los trabajos de Fredric Jameson, y Jean François Lyotard –pilares de la reflexión sobre lo posmoderno- se han desarrollado desde la perspectiva "angloamericana y europea" y por ende hablar de la posmodernidad "pued[e] ser visto como la extrapolación de un fenómeno ajeno a la realidad histórica y social del mundo hispánico", ya como expresión del capitalismo tardío, ya como pérdida de los metarrelatos. En este artículo, el catedrático de Princeton University recupera y sopesa los argumentos más sólidos a favor y en contra de una Latinoamérica posmoderna, señalando que es importante incluir "los aspectos propios que la cultura latinoamericana puede aportar al debate posmoderno".

No es extraño escuchar, por ejemplo, la pregunta ¿Cómo es posible que haya posmodernidad en México si la Modernidad no ha llegado? A lo que se puede contestar que en este país lo que faltó fue Modernización, pero que la Modernidad está arraigada en el imaginario colectivo, al menos como aspiración. Por otra parte, siguiendo a Nestor García Canclini en su Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad (México: Grijalbo, 2003), donde la posmodernidad se concibe como "un modo de problematizar las articulaciones que la modernidad estableció con las tradiciones que intentó excluir o superar", y asumiendo las paradojas y contradicciones no resueltas, es indiscutible que la modernidad nos concierne. Más aún y en la medida en que la Globalización –al menos en su dimensión económica- funciona y las Tecnologías de la información y la comunicación hacen creíble el concepto de Sociedad de la información y del conocimiento, nuestra sociedad queda expuesta y permeable a sensibilidades gestadas en otros confines.

En este marco, Sí, soy rebelde. El impacto de la posmodernidad en México de Adriana García Castillo (BUAP, 2010) es una contribución al debate Modernidad-Posmodernidad, en un momento en el que se habla ya de Hipermodernidad, de Transmodernidad y de Ultramodernidad. Sí. Pero exactamente cuando la crisis de futuro, la sensación de vacío, la pérdida de certezas, la experiencia del amor líquido se dejan sentir. Cuando la idea de progreso y desarrollo científico pierden terreno frente a la sicosis de una pandemia o se responde a los problemas sociales y su complejidad con simplificaciones absurdas, si no es con desinterés. Cuando está claro que perdimos los grandes relatos, y también los pequeños discursos por los que abogaba Mario Benedetti. Cuando hasta papá gobierno nos ha abandonado dando la impresión de ser un estado ausente, un estado fallido, aunque en realidad está ocupado salvando al mundo de virus mutantes, o persiguiendo ratas y malditos criminales.

"México está enfermo. Adolece de endémicos brotes de violencia y quebranto a la ley", comienza Adriana y confirma su diagnóstico citando a Carlos Fuentes: "No recuerdo un país con una agenda tan problemática como México [...]". El mundo es complejo. La crisis es evidente. Y viene acompañada de la inconformidad. Así pues, sin ánimo de dar cuenta de todo el fenómeno posmoderno, pero con plena conciencia de que
la posmodernidad involucra una metamorfosis de la psicología colectiva originada por las circunstancias del progreso tecnológico e industrial; en un periodo histórico de transformaciones, de desengaños, de agudas problemáticas sociales e incertidumbres (10)
se aprecia en la canción Rebelde, del grupo RBD un icono de la sensibilidad posmoderna en la juventud, que se complementa con cifras, declaraciones y sucesos recientes. El esquema del libro es muy claro, primero una revisión de la teoría sobre "las ideas funestas" de posmodernidad en un contexto marcado por la sensación de soledad, la fascinación por la muerte, la exaltación del presente, el desencanto y la ruptura del orden establecido (22) para dar paso, en un segundo momento, a la demostración del impacto que ha tenido, apelando a las encuestas y estadísticas que revelan la carencia afectiva, el culto a la santa muerte y la frecuencia del suicidio, el consumismo, las adicciones y la búsqueda del placer inmediato, la aspiración a coincidir con una imagen irrealizable así como la violencia.

Si bien, muchos de los fenómenos señalados han estado presentes incluso antes de la modernidad y pudieran considerarse más que post, trans, es importante advertir que en el contexto actual adquieren características peculiares. Así, por ejemplo, Gilles Lipovetsky ha señalado en el capítulo VI de La era del vacío (Barcelona: Anagrama, 2005) los contrastes entre las violencias salvajes y las violencias modernas. En el contraste se aprecia que durante la premodernidad las agresiones pretendían restablecer el equilibrio (honor y venganza), mientras que durante la modernidad se incorporan como parte de la lógica sacrificial del capitalismo (condición del proceso civilizatorio), rasgos que se han perdido ya en la posmodernidad: la violencia se justifica a sí misma dando paso a la hiperviolencia en sus diversas formas, incluido el bulling. Lo típicamente actual, pues, depende de las condiciones históricas entre las que Adriana García establece algunas correlaciones que vale la pena señalar, la primera tiene que ver con el rápido desarrollo de las tecnológicas:
Ciertamente, -nos dice- cuando las personas ingresan a las posibilidades del mundo virtual, se liberan de las limitaciones de su naturaleza orgánica para desarrollar actividades que anteriormente exigían el contacto personal. (17)
Esta disolución del sujeto, la pérdida del rostro del otro, el contacto mediado, deviene relación impersonal. De modo que la violencia deja de ser agresión al semejante, al prójimo, al vecino. Ya no se distingue a la persona del perfil virtual. Cambia la percepción del mundo. Los términos se resemantizan, incluso. En ese sentido, es ilustrativa la cita de Corriente alterna de Octavio Paz, en donde se lee que:
Las diferencias entre el revoltoso, el rebelde y el revolucionario son muy marcadas. El primero es un espíritu insatisfecho e intrigante que siembra la confusión; el segundo es el que se levanta contra la autoridad, el desobediente o indócil; el revolucionario es aquel que procura el cambio violento de las instituciones, (37)
porque de regreso a la letra de la canción de RBD donde se afirma que "soy rebelde / cuando no sigo a los demás", "cuando no pienso igual que ayer", "cuando me juego hasta la piel", se aprecia el perfil del revoltoso paciano más que del rebelde. Este dato revela la pérdida de un horizonte, la carencia de perspectiva. Pero qué más da, el lenguaje también se deconstruye en la posmodernidad. Como la historia, donde el futuro cede ante "La exaltación del presente", que es indudablemente "la cosmovisión de los deudores de la banca". (48)

La autora firmando libros
Adriana concluye esta revisión señalando que "el periodo posmoderno se caracteriza por una crisis de valores e identidades". (51) Especial atención le ha merecido a la autora del libro el efecto del pensamiento posmoderno sobre el tejido social y el orden político. Estamos en un tiempo que requiere una antropoética y una antropolítica, diría Edgar Morín. Adriana lo expresa en las siguientes palabras.

La finalidad [del recuento de acontecimientos citados en el libro] es ejemplificar que en nuestro país, la filosofía posmoderna de "romper el orden establecido" está siendo adoptada por los mexicanos impactando directamente a las instituciones. (89)

Y esto ocurre en la lógica iconoclasta, puramente destructiva y carente de proyectos alternativos; esa que debilita y corroe las estructuras. El deterioro que se agrava con la corrupción y la pérdida de credibilidad. No es difícil compartir esta preocupación:

En abril de 2008 se presentaron los resultados de la Encuesta de Seguridad y Criminalización de la ONU. El informe ubicó a México como el país más peligroso en delincuencia por medios violentos, superando a países como Francia, Estados Unidos, Alemania, Brasil, Colombia y Venezuela. (105)

Pienso que no todo es culpa de la filosofía posmoderna, como si se tratara de un pensamiento adoptado que repercute en el entorno, como sugieren algunos libros de superación personal: un pensamiento positivo provoca actitudes positivas y a la inversa. La realidad es multidimensional, mucho más compleja. La filosofía posmoderna es, entonces, más bien la reflexión sobre los síntomas de una época, la pregunta por las inevitables consecuencias de múltiples proyectos frustrados. Aunque, también es cierto que, como dice Adriana, somos lo que pensamos y nuestra autoimagen pasa por las palabras: Sí, "el lenguaje es parte de la identidad" y
es común que los jóvenes se dirijan, unos a otros con el término "guey" (la pabra que de acuerdo al diccionario significa "tonto"). Al utilizarlo, Juan, Pedro, María o José, pierden su identidad para convertirse en un "güey" más.
La pérdida de identidad crea confusión entre los jóvenes. (152)
Lo mismo podría decirse de las universidades que invitan en su publicidad a ser Alguien, a sabiendas –espero- de que alguien es un pronombre indeterminado. Los ejemplos abundan. Tiene razón Adriana cuando concluye que "la idiosincrasia de los mexicanos ha sido impactada por la posmodernidad". Aunque no somos angloamericanos ni europeos, la posmodernidad nos toca: también tenemos sueños incumplidos, creímos –como sociedad- en promesas que no se realizaron, y estamos pagando el precio.

5 comentarios:

  1. Es imposible hablar del futuro cuando no se tiene presente y aun se vive en el pasado.
    “ ¿Cómo es posible que haya posmodernidad en México si la Modernidad no ha llegado?” esta pregunta deja en claro la realidad que asecha a nuestra sociedad de papel, fundamentada a base de insertidumbres, y preguntas sin resolver que abren mas preguntas sin respuestas, y las que la tienen no son convincentes, dejandonos el hueco interminable de la verdada interminable.
    Es increible la problemática del país y los altos niveles de corrupcion y delincuencia a la que se ha llegado, es cómo una guerra interna; “una guerra social”… izquierda y derecha ¿De qué bando somos? ¿A dónde llegaremos? ¿Alcanzaremos algún dia la Modernidad? Porque es imposible hablar del futuro cuando algo ni siquiera hemos contruido nuestro presente , es tan solo una ficción de la cual nos quieren hacer sentirnos parte, pero al final de todo la decisión es nuestra, vivir el México de los prejuicios y “verdades piadosas” o el de verdad evidente que nos llevan a la realidad de la cual somos parte, el verla o no, es cosa de cada quien.
    “El mundo es de los pesimistas, porque los optimistas estan felices con lo que tienen” No recuerdo muy bien el nombre del autor quien escribio esta frase, pero de cierto modo la verdad es tal cual, no confundamos realidad con positivismo.

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  2. FATIMA CANO CHICO
    Es verdad que conuna pregunta de el porque nuetro pais que es Mèxico no ha logrado desarrolarse como tal, aun estamos en una posmodernidad a comparaciòn de otros paises.
    Se ha segudo sumando la delincuencia presisa en los jovenes con gran variedad de muchas cosas màs con señales de auxilio que aun no han sido contestadas, no hay que olvidar estas necesidades.

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  3. Hoy en nuestros tiempos un tema del cual se habla mucho en la inseguridad de nuestro país muchos de nosotros salimos a las calles con la preocupación de que ojala no nos pase nada, México se ha ganado el título de uno de los países mas inseguros gracias a las malas decisiones que hace nuestro gobierno,desgraciadamente no podemos pensar en la posmodernidad ya que ni siquiera estamos en una plena modernidad estable, muchos de los jovenes han pensado en un concepto nuevo y ese es "la revolución del 2010" lo cual eme hace reflexcionar hasta que punto hemos llegado a causa de las malas desiciones de nuestros gobernantes.

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  4. Muy buen apunte, es un tema de bastante reflexión del cual podemos obtener grandes conclusiones, que nos ayuden a comprender por qué México esta en estos niveles tan bajos, de acuerdo a la mayoría de los los analisis que se han realizado dentro de los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales.

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  5. Sin duda alguna el pensamiento pos moderno nos ha invadido; aunque la modernidad ha sido muy difícil para nuestra sociedad mexicana la influencia del pensamiento postmoderno se manifiesta en nuestras actitudes de la vida diaria y practica. hoy México es una sociedad indiferente, incrédula, materialista, hedonista y consumista.los valores de la integridad, el respeto y la solidaridad han dejado de existir; el rechazo a vivir una vida con propósito ha dado paso a una vida llena de desinterés y vanidosa.

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