jueves, 25 de noviembre de 2010

En la ribera del adiós

Si existe un punto en el que lindan la maravilla del encuentro y las sombras del olvido, justo en el pliegue que revela y oculta lo más sublime, lo más profundo, lo más íntimo. Si existe una frontera sutil en la que las palabras y el silencio están hechas de lo mismo, de ese limo original, arcilla inspirada o mineral de sucesiones evolutivas.  Si existe, pues, un instante en el que el porvenir y lo ancestral son más vivos y más nuestros que el cuerpo con que soportamos los absurdos y las contradicciones de cada día, esa carne lacerada en que lo innombrable se verbaliza, esa piel que recubre los nervios y se expone lo mismo a la degradación que al más noble delirio... Si ese lugar inmemorial de tiempos liminales existe, ha de estar “En la ribera del adiós”, porque

En la ribera

del adiós

       mordeduras

de un abrazo huérfano

rompen silencios

Y si, además, es posible vibrar en esa condición que trasciende a la concieRiberaAdios002ncia cotidiana, ha de ser a través de la poesía como forma de vida, de la mística como don gratuito y generoso, o de la locura y la ebriedad combinadas. En este cruce de caminos, la maestra María Josefina Prieto y Ortiz ha elegido explorar el misterio de la existencia con su poemario En la ribera del adiós (Puebla: Secretaría de cultura. 2010). Y con esta elección asume públicamente el destino y la misión de los poetas, como bien retrata en poema-homenaje dedicado al maestro Gilberto Castellanos:

Este poeta

           habita

el jugo del canto

la sonrisa de la piña

Es pasajero

de lluvia y viento

por eso germina

en campo y asfalto (29)

Para ella, la poesía es más que un juego de sonidos, imágenes y conceptos entrelazados, mucho más que la coincidencia afortunada de términos irreconciliables o la caza furtiva de metáforas novedosas. La poesía para ella es el Vuelo (con mayúscula), un despliegue de alas hacia el infinito y hacia sí misma donde el Eros encuentra un amable refugio, un viaje por rutas lejanas y desconocidas motivado por la instintiva sed de Absoluto. El periplo hacia el desenlace inevitable con regresos casi mágicos hacia la infancia.

D e s m e n u z o

sílabas

          en breve canto

que se desliza

v u e l o a d e n t r o (17)

Así es la poesía de Josefina, largamente cultivada en “Rincones de lectura” y talleres literarios. Paciente, breve, refinada… Natural, inquieta e intensa… Sensible, a ratos cándida pero siempre apasionada.

En lo profundo del bosque
la lengua de mi mariposa
es el juglar que despierta
tu canción dormida (26)

Es también una voz que susurra enamorada a sabiendas de que el amor sin cuerpo no existe, como el Eros sin juego no es más que una entelequia, una broma de mal gusto, acaso un fantasma. Porque la vida no se calla, aunque esté cansada, como el bostezo que desnuda al hombre y

Lo acosa

           lo seduce

                      juega con él (18)

Como,

La noche y el amanecer

caminan juntos desnudos (33)

Como lo sagrado y lo profano, como lo común y lo extraordinario, como lo excelso y el pecado, como los ángeles que detestan los zapatos y dan pie a una pregunta:

¿Será porque

a los niños

les gusta andar descalzos?

Pero a estas alturas del viaje, haciendo una pausa en el itinerario, vale la pena preguntarnos por qué se entrega un hombre o una mujer a este afán de abarcar lo inconmensurable. ¿Por qué dedicarle horas, semanas, meses a los versos? ¿Para qué llevarlos y traerlos, revisarlos y compartirlos? ¿Por qué subyugarse a las palabras? En este libro de Josefina Prieto se atisba y se esboza una respuesta. Es imposible refugiarse en el silencio para quien ha sido tocado por la vida: por quien infiere un horizonte de trascendencia. Vale la pena dedicarse a las actividades humanas por excelencia –el magisterio y la poesía- aunque resulten poco lucrativas, porque la memoria y la prospectiva tocan la misma llaga.

Llegaste

hiriéndome

como un recuerdo feliz (36)

Pero también:

Rompiste mi palabra
y la primavera
escapó
por tu herida (52)

Se escribe porque la vida toca y esa herida no cicatriza. La eterna pugna entre la razón y los sentimientos. Amalgama del bien y el mal. Lo uno y lo múltiple. El alma y el cuerpo. Thanatos y Eros. La palabra le da forma al gozo y al dolor: los mitiga, los hace históricos y soportables. La poesía nos recuerda entonces -como un preludio- que estamos en la ribera del adiós, pero todavía somos prójimos, asidos a Esa palabra permanecemos vivos y conversamos.

Esa palabra
con remiendos
ríe
como niña
en sus primeros juegos
y deja huella
en nuestros yunques

Enmarcada de luceros y espuma
te espera
en la playa

de mi piel
Desde los poros
de su mortaja
esa palabra

          afirma

                      niega.

 

Momento001Este texto fue leído durante la presentación del libro En la ribera del adiós de Josefina Prieto, el 12 de noviembre de 2010 en la Sala Rodríguez Alconedo de la Casa de la Cultura de Puebla, y publicado en el número 1294 de la revista Momento gracias al buen amigo, Roberto Corea Torres.

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2 comentarios:

  1. ALEJANDRA
    No sabia que en nuestro estado se producian estas obras, me parece que es una sugerencia interesante para leer. Los fragmentos presentados aquí son, intensos, profundos y atrapantes. Las vacaciones son una buena oportunidad de ojear la obra de Josefina Prieto.
    Atte. Alejandra Stephany Ramírez Zambrano

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  2. Excelente blog, temáticas muy interesantes.

    Amaranta M.

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