lunes, 8 de octubre de 2012

Selección y uso de Tecnología Eduactiva



Hace unos días revisité el libro Selección y uso de tecnología educativa de José Guadalupe Escamilla de los Santos (México: Trillas-ITESM, 2011) publicado originalmente en el mítico año 2000. Hace mucho tiempo, si consideramos la velocidad con que las innovaciones tecnológicas se han desplazado unas a otras, últimamente. Sin embargo, constaté que a pesar del vertiginoso cambio tecnológico, sigue vigente en cuanto guía para que los profesores que se inician en la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en su práctica docente reflexionen en torno a la selección y uso de la tecnología sin dejarse llevar por “la novedad y moda” o  por las atractivas “ofertas” de los proveedores de tecnología. En este sentido, quiero resaltar un par de méritos, en primer lugar está la claridad con que describe los criterios que se recomienda tener en cuenta para elegir tecnología sin pretender agotarlos. Y en segundo lugar el uso de elocuentes organizadores gráficos.


El punto de partida es una definición operativa de tecnología educativa, entendida aquí como el conjunto de  “medios de comunicación artificiales (tecnologías tangibles), medios de comunicación naturales y métodos de instrucción (tecnología intangible) que pueden ser usados para educar” (15). 


Aceptada la definición, entonces podemos indagar sobre lo definido. Y en este punto el autor señala que los estudios comparativos previos no hallan diferencias significativas entre el uso de diversas tecnologías, y explica que eso se debe a un enfoque reduccionista de tales estudios, ya sea porque ven en la tecnología sólo un vehículo para la transmisión de información, ya porque la comparación misma se centra en aspectos similares excluyendo ipso facto las ventajas y limitaciones. De ahí que para superar el escollo invite a analizar las tecnologías en relación con las posturas teóricas sobre el aprendizaje, y específicamente, planteando un par de preguntas:
  • ¿Afecta el medio al aprendizaje? Este punto de vista se centra en el medio y encuentra su fundamento teórico en las teorías conductistas. (18)
  • ¿Puede el estudiante construir conocimientos (o resolver un problema) con este medio? Este punto de vista se centra en el alumno y encuentra su fundamento teórico en las teorías constructivistas. (19)
     Siguiendo a Günter Dörr y Norbert M. Seel, el autor señala que “la mayor parte de los métodos o enfoques de selección de tecnologías son orientadas al producto y urge desarrollar métodos orientados al procesos” (19). El escenario ha cambiado una década después, aunque no mucho y es comprensible, porque una parte importante de la alfabetización digital, informacional y comunicativa, pasa por la generación de hábitos. Pero no es esto lo que intenta explicar el autor ni le interesa recomendar un determinado enfoque, lo que busca es “proveer un grupo de criterios que el profesor pueda tomar en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre la selección y el uso de tecnología” (19-20) y a cada criterio dedica un capítulo. 


Así, pues, asumiendo que cada profesor tiene una conceptualización de su quehacer educativo, la cual justifica y da sentido a su práctica docente, se dedica el segundo capítulo a las teorías de aprendizaje, o sea, “la manera como los teóricos en educación explican el proceso que nos permite aprender” (25).
 


Teniendo en cuenta la definición del diccionario Heritage donde se dice que la epistemología “es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza del conocimiento, su presupuestos y fundamentos, su extensión y validez” Escamilla explica que hay dos enfoques contrapuestos sobre la naturaleza del concepto y los resume en el siguiente cuadro:
 



Desde luego, este cuadro raya en la generalización, pero la intención del autor no es profundizar en la epistemología como tal y mucho menos seguir su desarrollo durante veinticinco siglos sino esbozar un marco que ayude a entender y situar la “epistemología personal”, misma que ordinariamente “no es explícita”, pero “determina la perspectiva que el profesor tiene sobre la enseñanza” (27). De este modo, mientras que para un docente con una epistemología predominantemente objetivista la realidad existe fuera del sujeto y entre más se la conoce mayor autoridad se tiene, para un profesor inclinado al subjetivismo la realidad se construye dándole significado y valor a las experiencias. 

Que la epistemología tiene implicaciones para la planeación educativa, el diseño de ambientes, materiales y actividades de aprendizaje resulta obvio.  Lo mismo sucede con la selección y el uso de la tecnología. Pero, también intervienen las teorías de corte psicológico ya que “lo sepa o no, todo profesor adopta una o varias teorías de aprendizaje que aplica en su práctica educativa” (29). Así, el autor agrupa las diferentes teorías del aprendizaje en tres grandes tipos.


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