sábado, 23 de mayo de 2009

Novela política

Introducción

Hablar de novela política es referirse a un género literario con características peculiares; un género que gradualmente adquiere reconocimiento, y sobre el cual, la reflexión sistematizada va en aumento. Las obras que podemos incluir en esta categoría aumentan cada día en número y calidad, al grado que es posible catalogar obras por época y por región; así, hablamos de novela política iberoamericana, de novela política en México durante la primera o segunda mitad del siglo XX, etc. En la presente entrada se busca explorar la novela política más allá del carácter geográfico y se aproxima a la novela de Aldous Huxtley, Un Mundo Feliz, ofreciendo algunas reflexiones en torno a ella y la pertinencia de considerarla una novela política o una novela profética, independientemente de que haya sido considerada durante siete décadas como ciencia ficción.

La estructura del trabajo transita por tres momentos claramente identificables: 1) la aproximación a una definición de novela política, donde se indaga sobre la dimensión política del arte, la pertinencia del adjetivo «política» para una novela, así como las características de ésta; 2) la biografía de Aldous Huxley, el autor de la obra que nos interesa, por ser una referencia obligada y para situar la obra y comprender su alcance; y finalmente 3) algunos señalamientos sobre la novela: las características del Mundo Feliz, la construcción política de ese estado ideal o utópico; los principios en que se sustenta; y algunos escenarios que nos han alcanzado.

Finalmente se intenta resolver, a modo de conclusión, la cuestión planteada y sugerida al lector en el título del presente: ¿novela política o profética?

1. Hacia una definición de novela política

La novela, según Kundera «no es una confesión del autor, sino una exploración de lo que es la vida humana en la trampa en que hoy se ha convertido el mundo», es la exploración del eterno enigma existencial, una reflexión, en última instancia, sobre el yo. En esta línea, podríamos decir que la novela política, objeto de nuestras cavilaciones, es la exploración de la vida humana en cuanto problema político y ya, pero esta afirmación, aunque reveladora, no funciona técnicamente para los fines del presente trabajo. Habremos de considerar la novela, en principio, como un texto narrado, ordinariamente en prosa, donde se desencadenan una serie de acciones o peripecias de corte ficticio, que se proponen al lector con una intención artística. El adjetivo «política» apunta a cuestiones de gobierno o relaciones de poder. Pero ¿es válido establecer sin más este vínculo entre arte y poder o estamos incurriendo en una simplificación semántica que a fin de cuentas no dice nada? Y de ser pertinente el vínculo, ¿en qué medida el arte adquiere una dimensión política? La respuesta a estas cuestiones parece dada por Héctor Cevallos en El saber artístico:

Ya sea para justificar y legitimar al régimen sociopolítico existente, o bien para cuestionar y socavar al sistema social establecido, no hay duda de que el arte político ha sido una presencia persistente y trascendental en el devenir de la historia de la humanidad. (Cevallos, 2000:205)

Siendo pertinente el vínculo entre el arte (la novela, para este caso) y los regímenes sociopolíticos (dimensión política), conviene hacer un par de precisiones. En primer lugar, hay que distinguir y apuntar que el arte político se distingue de la mera propaganda panfletaria en que ésta es «simple y directa», mientras que aquel se realiza «con pretensiones estéticas». Y en segundo, habrá que ver qué le toca al arte, en general, y a la novela, en particular, cuando se asume la dimensión política. Y en esto conviene recordar que la novela no es filosofía, ni teoría social, ni discurso político, de modo que la reflexión de tipo ontológico, sociológico, o la misma práctica proselitista caen en un segundo plano, aunque no se excluyen del todo, pues el novelista explorará «ciertas expresiones del poder en el ámbito literario y no necesariamente en el campo ontológico que obligaría a responder qué es el poder, en qué consiste, cómo subsiste...» (Campbell, a: 22), lo cual no le compete en tanto que artista. Y ya que no somos artistas ni nos angustian las preocupaciones filosóficas, por el momento, bástanos con citar a Federico Campbell, quien ha señalado que «El poder es, pues, un campo de relaciones, es una intimidación» (Campell, a:25) para advertir, cuando entendemos una obra como novela política, la relación que establece la literatura, con el plexo de referencias establecidas por «el gato y el ratón».

Hace relativamente poco tiempo que se escucha hablar de la novela política. ¿Acaso no existía antes? Sí y no. Sí, porque, como señalamos al principio, el arte en tanto que acto humano históricamente situado adquiere una dimensión política, y no, porque las características que podemos reconocer en ella se atisban a fines del siglo XIX, se delinean en la primera a principios del siglo pasado, y maduran con las grandes transformaciones: Guerras mundiales, movimientos estudiantiles, campesinos y de reivindicación de los marginales. Con todo, existe cierto recelo para calificar a ciertas obras en este género:

De la novela política no se habla mucho, tal vez porque parece poco delicado y un tanto irrespetuoso insinuar con el adjetivo que se está calificando a una novela de panfletaria, o cuando menos, de vehículo en el que tratan de hacerse pasar de contrabando (escondidas entre líneas) algunas ideas políticas (Campbell, b:48)

La reflexión sobre los rasgos hacen merecedora a una narración del adjetivo que nos inquieta, se ubican en la segunda mitad del siglo XX; fue Irwin Howe quien señaló que en ellas «predominan las ideas políticas y se construye un clima político, con la posibilidad de conseguir algún resultado en el plano crítico», lo cual significó un avance, pero a tres décadas no basta para definirla. Gradualmente se fueron distinguiendo otros elementos que venían a delinear el perfil de la narrativa de corte político. Así, Federico Campell, por ejemplo, considera que

Para los lectores de nuestro tiempo (...) es muy posible que la novela política sea aquélla en la que se explora una reflexión sobre el poder y sus perversiones en la sociedad... una meditación sobre el poder y sus mecanismos, sobre la tragedia, los equívocos, las manipulaciones de un poder que, en última instancia, necesaria y ontológicamente, siempre es criminal. (Campell, b:48)

Con todo lo anterior, nos parece aceptable sostener que la novela política es un texto literario escrito como una reacción, estéticamente motivada, de cara a las distintas manifestaciones del poder, adquiriendo una fuerza crítica que enjuicia a los poderosos y a las instituciones, o en palabras del Maestro Javier Ramírez Arenas, «es una forma artística preocupada y ocupada en dar cuenta de la realidad social a través de artificios estéticos, lo que la distingue de la crónica, el reportaje o el ensayo». (Ramírez Arenas: 81) Pero hay algo más, este género está en la frontera: lo suficientemente dentro de las estructuras sociopolíticas como para desentrañar el enigma del poder; lo suficientemente fuera para no servir a sus fines (como la propaganda) y escapar a la intención y actuación política, para quedar libre e independiente, en otras palabras:

La narrativa política construye un universo por sí mismo, autónomo en su invención, manejado por sus propias leyes, en cierta manera enfatizando su independencia de lo histórico oficial, incluso de la biografía del autor. (Ramírez Arenas: 78)

¿Y cómo se construye este universo? ¿cómo logra su relativa independencia? Parece que gracias a la ficción (otro modo de decir la realidad) y con ayuda de sus personajes y las construcciones lingüísticas, expresa ideas y construye «atmósferas políticas» que posibilitan la meditación y teorización del poder y cuanto le atañe como si fuera una revelación (en el sentido doble de la palabra: como acción de manifestar, quitar un velo; y como acción de re-velar, oculta, colocar de nuevo un velo) que deja intacto el misterio de la palabra, porque, como afirma Carlos Fuentes:

La novela es una búsqueda verbal de lo que espera ser escrito. Pero no sólo lo que atañe a una realidad cuantificable, mesurable, conocida, visible, sino sobre todo lo que atañe a una realidad invisible, fugitiva, desconocida, caótica, marginada, y a menudo, intolerante, engañosa y hasta desleal. (Fuentes:28)

Gracias a esta peculiaridad de la novela y a su carácter político, el lector des-cubre «el teje y maneje» del poder y puede asumir una postura de participación social comprometiéndose en la transformación de su mundo. Los ejemplos de novela política, hechas las consideraciones anteriores, sobran. Nosotros exploraremos, a continuación Un Mundo Feliz de Aldous Huxtley, previa revisión de su biografía.

2. Aldous Huxley: autor de un mundo feliz


Aldoux Leonard Huxley, nace el 26 de Julio de 1894 en Godalming, condado de Surrey, cerca de Londres, en el seno de una familia inglesa de gran tradición intelectual. Es nieto el célebre biólogo[1] británico Thomas Henry Huxley e hijo de Leonard Huxley, biólogo también, quien dirige la revista Cornhill Magazine. Su madre, Julia Arnold, es nieta del poeta Matthew Arnold y hermana de la novelista Mrs. Humphrey Ward, la cual, ejerce de protectora de Aldous cuando a los catorce años muere Julia.. El matrimonio de Leonard Huxley y Julia Arnold tiene cuatro hijos: Julian (1887), Trevenan (1889), Aldous (1894) y Margaret (1899).
Aldous Huxley se educa en la más prestigiosa de las escuelas británicas, Eton, cerca de Winsor (1908-1913). A los 16 años sufre un ataque violento de queratitis punctata, una grave enfermedad en los ojos que produce opacidad en las córneas y que lo mantiene prácticamente ciego durante 18 meses. Aprende a leer y a tocar el piano con el sistema Braille. Recupera la vista parcialmente y fruto de esta experiencia, escribe en 1942, The Art of Seeing, donde relata la historia de cómo se recuperó de su casi completa ceguera.
En 1912, su padre se casa con Rosalind Bruce, de quien tiene dos hijos, uno de ellos futuro Premio Nobel de Medicina, Andrew Huxley. Debido a su deficiente visión, Aldous abandona la idea de estudiar medicina y se gradúa en literatura inglesa en el Balliol College de Oxford (1913-1915). Su primer trabajo es como profesor en el colegio donde se había educado, Eton. En 1914, su hermano Trevenan sufre una grave depresión nerviosa, huye de la clínica donde ha sido internado y se suicida.
Al cumplir los veintidós años publica su primer libro, The Burning Wheel (1916), una colección de poemas, al cual seguirían tres volúmenes más de poesía: Jonah (1917), The Defeat of Youth (1918) y Leda (1920).

En 1919 contrae matrimonio con Marie Hys, una mujer belga refugiada en Inglaterra durante la Gran Guerra. Juntos se establecen en el barrio de Hampstead, en Londres. Ese mismo año pasa a formar parte del equipo de redactores de la prestigiosa revista Athenaeum, donde escribe bajo el seudónimo Antolycus. Un año después nace su único hijo, Matthew, y colabora como crítico de teatro en la Westminster Gazzette. En éstas revistas publica críticas dramáticas, de arte y de música, reseñas de libros y ensayos diversos. Algunos de estos artículos están recogidos en su libro On the margin: notes and essays (1923). En esta época nace una profunda amistad entre Huxley y Lawrence, el cual, queda retratado en el personaje de Rampion de Point Counter Point. A la muerte de Lawrence, en 1930, Aldous realiza una recopilación de sus cartas y las publica junto con un ensayo introductorio.
En 1920 publica su primera obra en prosa, Limbo, un libro de cuentos. En los siete años siguientes publica otras cuatro colecciones de cuentos: Mortal Coils: five stories (1922), Little Mexican (1924), Two or Three gracer: four stories (1926) y Brief Candles (1927).
El matrimonio se traslada a Italia en 1921, establecen su residencia en Florencia y luego en Forte dei Marmi, al norte de Pisa, donde Huxley escribe su primera novela, Chrome Yellow (1921), que le concede una sólida reputación como escritor. A partir de esta fecha, y durante el periodo de entreguerras, participa activamente en la vida literaria inglesa, convirtiéndose en un gran hostigador de la burguesía británica y sus costumbres, lo que le vale lió el apelativo de enfant terrible de las letras inglesas.
Tras el éxito de Chrome Yellow (Los escándalos de Crome) y su segundo volumen de cuentos, La envoltura humana. Publica por entonces su segunda novela, Antic Hay, (1923), una obra divertida, con el humor y la jocosidad propios de los escritores ingleses de la época y una de las más irónicas del autor. A esta novela, seguirá la publicación de Those Barren Leaves, (1925) y en el mismo año escribe Along the road: notes and essays of a tourist (1925). Viaja alrededor del mundo. Embarcan hacía la India, donde el matrimonio permanece cuatro meses visitando el país, continúan hacia Singapur, Birmania, Malasia, Filipinas, China, Japón y finalmente Estados Unidos. Las impresiones de este viaje quedarían recogidas en el libro Jesting Pilate: An Intellectual Holiday publicado un año más tarde (1926). A su regreso, el matrimonio se establece en Cortina (Italia), donde Aldous inicia una nueva novela, Point Counter Point (1928), un alarde de virtuosismo técnico, complejidad y riqueza de personajes. Esta novela sería uno de sus mayores éxitos. En octubre de 1928, trasladan su residencia a Francia. En 1931 inicia una colaboración en el Chicago Herald y publica un libro de poemas The Cicadas y una colección de ensayos sobre temas muy diversos, Music at the Nigh (1931).
En 1932, escribe en cuatro meses, la obra que le haría más famoso: Brave New World[2] (1932) y prepara Texts and Pretexts, una antología de poesías, la mayoría pertenecientes a poetas ingleses, clasificadas por temas y acompañadas de breves comentarios. Al año siguiente, el matrimonio se embarca rumbo a América Central. Las impresiones de este viaje quedarán plasmadas en un libro Beyond the Mexique Bay (1934).
A su regreso a Francia, Huxley reanuda la escritura de una novela sobre la que lleva trabajando tres años, Eyeless in Gaza (1936). Esta novela, personal e íntima, trata el conflicto entre lo intelectual y lo sexual, y su resolución a través del misticismo. Ese mismo año publica un nuevo volumen de ensayos, The Olive Tree (1936) y a partir de entonces, aumenta considerablemente la producción de ensayos, abordando un sinnúmero de temas: arte, música, literatura, historia, psicología, pedagogía, política, ciencia, etc.
En abril de 1937, los Huxley abandonan su residencia en Francia, y en compañía de su amigo Gerald Heard, parten hacia los Estados Unidos en busca de una universidad en la que pueda estudiar su hijo. Allí concluye Ends and Means (1937). En sus primeros años en Estados Unidos, escribe guiones para la industria cinematográfica. El mundo de Hollywood quedará retratado en su siguiente novela After many a summer dies the swam (1939).
Dos años mas tarde, publica una biografía, Grey Eminence: a study in religion and politics – a biography of father Joseph (1941) que familiariza al lector con la vida del padre José, principal consejero y emisario del Cardenal Richelieu en la Francia del siglo XVII.

Huxley ama el desierto por su poder simbólico y le gustaba pasear por él. Sus lecturas y meditaciones en el desierto le llevan a escribir su siguiente novela, Time must have a stop (1944). Al concluir la guerra, el matrimonio abandona la soledad del desierto para instalarse en Wrightwood, donde escribe un pequeño volumen de ensayos, Science, Liberty and Peace (1946) y una narración breve, en forma de guión cinematográfico, Ape and Essence (1948).

El año 1950 señala un alto en la labor literaria de Aldous. En primavera acude con Marie a Nueva York, donde se estrena la adaptación teatral de su cuento The Gioconda Smile (1948), y asisten a la boda de su hijo Matthew, antes de emprender un nuevo viaje a Europa. Ese verano visitan la pequeña ciudad francesa de Loudun, escenario de un singular caso acontecido en el siglo XVII, en el que un grupo de monjas son víctimas de una posesión demoniaca. Este hecho histórico le lleva a realizar un interesante estudio psicológico del mismo en una de sus obras más notables, The Devils of Loudun (1952).
En 1953, Aldous lee un artículo sobre el empleo de la mezcalina en el tratamiento de la esquizofrenia y decide experimentar por sí mismo esta droga. Huxley describe esta primera experiencia con una sustancia psicodélica en un breve volumen, The Doors of Perception (1954). Entre los años 1953 y 1963, experimentó una docena de veces con sustancias psicodélicas (mezcalina, LSD y psilocibina) y publica un segundo libro sobre estas drogas, Heaven and Hell (1956), publicando entre ambos una novela, The Genius and the Goddess, (1955).
El 12 de Febrero de 1955, tras 35 años de matrimonio, muere Marie. Tras dos meses de soledad, el escritor emprende un largo viaje por el desierto. El 19 de mayo de 1956, en Yuma, Arizona, contrae matrimonio con la violinista y psicoterapeuta italiana Laura Archera, cuya vitalidad y dinamismo es un poderoso estímulo para las actividades emprendidas durante los últimos años de su vida. Por entonces publica dos nuevas colecciones de ensayos, Adonis and the Alphabet (1956) y Brave New World Revisited (1958) e inicia un periplo de largos viajes: Perú, Brasil, Italia, Inglaterra, Suiza y Dinamarca. En 1961, regresa a la India para el centenario de Tagore en Nueva Delhi. Pero los viajes mas significativos los realiza por Estados Unidos, de universidad en universidad, impartiendo conferencias y cursos.
El 12 de mayo de 1961, un incendio destruye completamente su casa en Hollywood, perdiendo todas sus pertenencias y recuerdos, a excepción del manuscrito de su última novela, Island (1962), en la que llevaba trabajando cinco años. Luego publica su último libro, Literature and Science (1963), publicado dos meses antes de su muerte y en el que trata de aproximar el mundo del arte y el de la ciencia.
El 22 de Noviembre de 1963, el mismo día del asesinato del presidente John F. Kennedy, muere a los sesenta y nueve años de edad. Fue incinerado y sus cenizas fueron trasladadas ocho años más tarde a Inglaterra.

3. ¿Un mundo feliz?

Vivimos en un mundo kafkiano marcado por el horror (económico) y la fatalidad apocalíptica. Aquí nos tocó. Y frente a la adversidad, los mortales nos aferramos a la utopía (en el doble significado de la palabra: el no-lugar y el buen-lugar): queremos la estabilidad social, primero; la comodidad absoluta, luego; y la felicidad plena, finalmente. Aspiramos a un estado ideal siempre postergado, al «Mundo Feliz» que Huxtley proyectó hacia el futuro hace setenta años.

A lo largo de dieciocho capítulos, el visionario escritor inglés, nos muestra el posible resultado de llevar hasta las últimas consecuencias la utopía referida (¿nuestra utopía?): La era fordiana –postindustrial-, cuyo lema es «Identidad, Comunidad y Estabilidad», se caracteriza por ser un mundo donde los individuos son fecundados in vitro, «bokanowskyficados», «predestinados», «acondicionados» y «decantados» para ser «Instrumentos más eficaces de la estabilidad social»; un mundo donde la sociedad -«enjambres de identidad indistinguible»- se estructura piramidalmente en castas decrecientes (alfa, beta, gamma, delta y épsilon) que, mediante la «hipnopedia», asumen su rol como el modo feliz de estar en el mundo, porque la felicidad consiste en «amar lo que hay obligación de hacer»; un mundo en el que no existen sentimientos ni tabúes; un mundo donde se ha eliminado «el intervalo que media entre el deseo y la realización» el displacer se cura con «soma». Un mundo en apariencia perfecto que exige, sin embargo, pagar un precio por la estabilidad: la deshumanización.

El relato comienza 632 años después de la aparición del Ford T. El avance de la ingeniería genética ha logrado producir noventa y ser seres humanos a partir de un óvulo mediante el proceso de bokanowskyficación. La fecundación, la predestinación social, el crecimiento y la educación están supervisados por un poder centralista. La gente, siguiendo las sugestiones del Estado «consume» sin dolor, remordimiento, compasión o sentido de trascendencia; se baña y se perfuma, trabaja, juega deportes caros, asiste al cine sensible, copula y duerme, sin otro horizonte que ser «felices y buenos», hasta que un día «flotando en un mar de canoras luces y perfumadas caricias, flotando fuera del espacio, fuera del tiempo» se extingue súbitamente la «eterna juventud» y es incinerada (con el cuidado suficiente para evitar el desperdicio de fósforo).

Bernard (psicólogo Alfa-más) viaja con Lenina a una «Reserva de salvajes» en América, allí conoce a John, el salvaje (hijo del Director del Centro de incubación y acondicionamiento central de Londres y Linda, su compañera en un viaje a la misma reserva, quien resultó abandonada en esa zona incivilizada). La llegada del salvaje al mundo civilizado permite exhibir el funcionamiento del «Mundo Feliz» mediante el choque de culturas. John establece una amistad sui generis con Helmoltz, amigo de Bernard, con quien comparte lecturas de Shakespeare. En un arrebato de indignación John, el salvaje enamorado de Lenina (a quien rechaza por no comprender sus paradigmas sexuales), se proclama libertador de la insulsez de los deltas, a quienes arenga para conquistar la autonomía; ante la indiferencia de estos y llevado por la pasión exacerbada comete «el sacrilegio» de tirar el soma por la ventana. Este acto de mesianismo, lo enfrenta de inmediato al poder, arrastrando consigo a sus amigos, Helmoltz y Bernard.

Gracias a esta peripecia, se esclarece el modo en que el ejercicio del poder se convirtió en una sutil dictadura. El Mundo Feliz no es un estado fortuito, sino la realización planificada de un proyecto político: la sociedad controlada en aras de la estabilidad. Se suprime la diferencia y la libertad (estigmatizadas como causa de la violencia, concretamente de la guerra); se apuesta por la inmediatez dejando que los dioses terminen por marcharse para dejar su lugar a la ciencia; se le vende a la gente el futuro a cambio del pasado. Pero ¿cómo es posible que la gente renuncie a lo más suyo, a su humanidad? Huxtley atribuye la renuncia voluntaria de la autodeterminación, en el imaginario, al dolor, la angustia y el fastidio de una guerra prolongada (¿reminiscencia de la Primera guerra mundial?). En ese sentido Milan Kundera escribe en El libro de la risa y el olvido:

La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad. El futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos escrita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se rescriben las biografías y la historia. (Kundera:40)
Este deseo popular de «retocar» el pasado en el futuro, es aprovechado por la elite gobernante, que comienza con una campaña contra el Pasado, cierra los museos, destruye los monumentos históricos, y pasando por «la supresión de todos los libros publicados antes del año 150» (Huxley: 28), reconstituye la sociedad con un carácter de uniformidad absoluta, aprovechando las ventajas ofrecidas por la ciencia y la tecnología, según ciertos principios, v. gr.:

«Cuando un individuo siente, comunidad en peligro» (Huxtey, 52)

«Preferible es que sufra uno a que muchos sean corrompidos» (Huxley: 84)

«la verdad es una amenaza y la ciencia un peligro público» (Huxley: 131)

«la civilización no tiene en absoluto necesidad de nobleza ni heroísmo. Ambas cosas son síntomas e ineficacia política» (Huxley: 131).

Este nuevo orden, exige una vigilancia extrema y una programación hasta las últimas consecuencias. Sin expresarlo, Huxley considera la posibilidad de grupos disidentes o fuerzas de choque, las cuales habrían sido 1) eliminadas en los casos más radicales, 2) sometidas mediante «ectogénesis», «acondicionamiento» e «hipnopedia», 3) confinadas en reservas de población sobrante sin los privilegios de la civilización, o 4) integradas políticamente al Mundo Feliz, pues «Si uno es diferente es fatal que esté solo» (Huxley: 77). Uno de estos últimos casos es el del Inspector, Mustafá Mond, quien confiesa:

Se me dio a escoger: enviarme a una isla, donde hubiese podido continuar mis estudios de ciencia para, o entrar en el Consejo de Inspectores, con la perspectiva de llegar con el tiempo a un inspectorado. Escogí este y dejé la ciencia. (Huxtleey: 131)

La novela, estéticamente exitosa y estructuralmente bien planteada, termina con el destierro voluntario de Bernard y Helmholtz a las islas Falkland (más un premio que un castigo) y el suicidio de John. En nuestra lectura hemos intentado explorar la atmósfera política de la obra y creemos que hay elementos suficientes para considerarla con razones de sobra una novela política. Sin embargo, cabe señalar que, dada la información de cariz científico que maneja en el texto y la sucesión de eventos situados en el futuro, la novela ha sido calificada durante décadas, sin mayor discusión como novela de ciencia ficción. Más aún, la similitud de algunos escenarios con las condiciones actuales para la vida, le han significado el adjetivo de profética. Veamos.
La novela traza un panorama en el que los hombres son procesados genéticamente en laboratorios y predestinados socialmente según una jerarquía de clases o castas. Hoy no es extraño oír hablar de clonación. El Dr. Ian Wilmut logró clonar una oveja, llamada «Dolly» con una tecnología existe desde la década de los cincuenta; de aquí a la clonación humana ya no hay distancia.

El mundo feliz es gobernado por un sistema político supranacional que traspasa fronteras para establecer un solo estado mundial que tiene el control de todo, diríamos hoy, que se trata de una política global: la liberación del «Mercado total». Tratados de libre comercio, Pactos de extradición, Acuerdos internacionales, Organizaciones de naciones, Intercambios culturales. La disolución de las identidades nacionales nos ha colocado en calidad de ciudadanos del mundo (todo es cosa de tener una tarjeta American Express).

El avance científico y tecnológico ha alcanzado niveles sorprendentes. Ciencia y tecnología sirven al poder económico y son utilizados como instrumentos de control político, biológico y social. La información se ha convertido en una mercancía cotizada. Las patentes son la mina de oro de los científicos. En la era de la telemática, la diferencia entre ser y no ser, se ha distanciado de las reflexiones metafísicas, ahora es cuestión de acceso a la tecnología.

La información es controlada y sujeta a programas de gobierno. Cada casta recibe diferente información de acuerdo a su condición social: «El Radio Horario, hoja para las castas superiores; la Gaceta de los Gammas, verde claro, y en papel caqui y exclusivamente con palabras monosilábicas, El espejo de los Deltas» (Huxley: 36). En México, la información exclusiva es para quienes pueden pagarla, para los demás: Televisa o TV Azteca. El cine también está controlado y tiene una función social.

La gente del 632 de la era fordiana está programada para consumir; se ha adoptado la cultura de lo desechable. ¿Y aquí no? Basta con lo dicho para comprender por qué se ha juzgado a esta novela como una profecía.

La novela nos resulta muy cercana porque, en el fondo, los cimientos sobre los que se ha edificado, están enterados en la tradición judeocristiana: occidente destruyó continentes, culturas y pueblos enteros. Realizó sacrificios humanos gigantescos que en su visión eran sacrificios necesarios para destruir la tiranía y para tener, mediante el mercado, la estabilidad, la comodidad, la libertad o la felicidad. Y ésta es la perversión política occidental: se hacen sacrificios humanos (se sacrifica la humanidad) y se violan los derechos humanos necesarios, argumentando que así se construye un orden donde se superan los sacrificios humanos y las violaciones de los derechos humanos. De no ser por ese futuro que recupera la utopía, se vería en el sacrificio de la humanidad el más terrible de los crímenes. Huxley, con su obra, contrapone a la utopía una distopía, es decir, una anti-utopía, una crítica al discurso sofista del poder.

4. ¿Novela profética o política?

La literatura profética en el mundo judeo-cristiano se remonta a diez siglos antes de nuestra era, en Israel, justo el apogeo de la monarquía judía. Los profetas no eran videntes, descubridores del futuro, sino personajes marginales que hacía una crítica a las estructuras opresoras del poder ejercido piramidalmente, mediante un discurso simbólico y confiando el juicio definitivo a un a Yavé, el que los había liberado de la tiranía del Faraón. En este sentido, el adjetivo profético, es eminentemente político. Y vale la pena, por tanto, aplicarlo a la novela de Huxley quien, con su diatopía, traza una atmosfera política y critica las artimañas del gobierno centralista y autoritario, cuyo discurso ofrece el bienestar a cambio del sacrificio. Un Mundo Feliz es una novela políticamente profética, y proféticamente política, solo que en ella, el juicio último, el cambio, la transformación no compete a los dioses en algún día, sino a los lectores al ser interpelados por el texto. Así, llegamos «al punto donde la novela concilia sus funciones estéticas y sociales».

el punto donde la novela concilia sus funciones estéticas y sociales se encuentra en el descubrimiento de lo invisible, de lo no dicho, de lo olvidado, de lo marginado, de lo perseguido, haciéndolo, además, no en necesaria consonancia, sino, muy probablemente, como excepción a los valores de la nación oficial, a las razones de la política reiterativa y aún al progreso como ascenso inevitable y descontado. (Fuentes:21)

Fuentes consultadas

Campbell, Federico (a): «El principio del poder» en La invención del poder. México: Aguilar

- - - - - - - - - - - (b): «Política de la novela» en Máscara negra. México: Joaquín Mortiz

Cevallos Garibay, Héctor (2000): El saber artístico. México: Ediciones Coyoacán.

Fuentes, Carlos (1993): «¿Ha muerto la novela?» en Geografía de la novela. México: FCE.

Huxley, Aldous (2002): Un Mundo Feliz y Retorno a un Mundo Feliz. México: Porrúa. Sepan cuántos...

Kundera, Milan (1993): El libro de la risa y el olvido. México: Seix Barrial. Biblioteca breve.

Ramírez Arenas, Francisco Javier (): «La novela política» en La narrativa política de Héctor Aguilar Camín. Puebla. Tesis de Maestría BUAP

Internet

Basilio Badillo Leonor
Análisis de la novela Un Mundo Feliz de Aldous Huxley
http://www.mty.itesm.mx/dhcs/deptos/co/co.083/mundofeliz1.html

Aldous Huxley
http://www.iespana.es/comentariosdelibros/Comentarios/2002/Comentarios/book0042-2002.htmLorena
Aldous Huxley
http://ttt.upv.es/~jarnau/SuVida/biografia.htm

Notas

[1] Según la cronología proporcionada por Porrúa, la profesión de Thomas Henry Huxley era filólogo.
[2] Traducida al español como Un Mundo Feliz.

4 comentarios:

  1. Mi estimadísimo Marco Tulio. Es un honor y un gusto que visites este blog. Un abrazo. Nos vemos pronto.

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  2. Buenas tardes profesor.
    Cuando lea este comentario debe usted considerar que la actividad que nos ha pedido realizar tiene dos limitanres, el primero, el tiempo que tenemos para reflexionar sobre sus erflexiones y, el segundo, el poco espacio que nos da la página para los comentarios.
    Sobre el concepto de novela política. No me queda muy claro la forma en que se clasifican los textos, es algo que me trae en duda [cómo es que un texto es literario y en qué se distingue de un texto científico o un texto de la cultura, por ejemplo]de igual manera para las taxonomías creadas en literatura... si una novela es política cuando mátiza a la realidad social de artificios estéticos ¿no sería más prudente definir cuáles son dichos artificios? Esto lo digo porqué, a mí parecer, todas las representaciones de la realidad [incluida también la social] son eso, representaciones, interpretaciones de dicha realidad que se hacen manifiestas. Creo yo que sin la definición de esos artificios estéticos Mi Lucha de Hittler podría ser catalogada como novela política al igual que casi toda la producción de autores adscritos al positivismo.
    Sobre su análisis de "Un mundo feliz". Me parece muy completo y lo estaría más si estableciera la relación del pasado "biológico" de Huxley y las nociones de sistema y organismo que permean la estructura de la obra. Bueno, eso es lo que pienso.
    Gracias por el tiempo que se tome para leer mi comentario.
    Hasta luego.

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  3. Hola profesor:
    Me parecio muy interesante su blog ademas del tema que trata de la novela politica y de los comentarios que realiza acerca de un mundo feliz de Aldous Huxtley. Esta padre su blog. EVV

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